Opinión25/04/2024

La educación pública y la reserva de lo colectivo

Esta semana hemos sido testigos de una de las movilizaciones más importantes de las últimas décadas.

No solo por la masiva convocatoria, que las cifras más conservadoras la ubican por encima del millón de personas en todo el país. Fue una marcha histórica sobre todo por la legitimidad de la consigna, la pluralidad de sectores sociales y políticos que adhirieron, la unidad entre estudiantes y trabajadores, la presencia de familias enteras. Miles y miles de ciudadanos independientes de todas las edades que por primera vez en la vida pisaron la calle para habitar el territorio de las causas colectivas.

Es que sí. Difícil que el pueblo se quede en la casa cuando está en riesgo lo suyo. Lo que es de uno porque es de todos.

La educación pública es uno de los valores más firmes en los que se asienta la cohesión de nuestro país. Se trata de un pacto social fundado, estratégico, que trasciende al romanticismo o a lo ideológico. Las madres y los padres lo tienen bien claro.

Si en esta Argentina hay una oportunidad para nuestros jóvenes, esa oportunidad está en la educación. Del mismo modo, si la Argentina tiene una oportunidad para el desarrollo, será de la mano del conocimiento, la ciencia y la tecnología que se produce en el sistema universitario nacional.
 
No es casualidad que la agenda educativa, con sus avances y retrocesos, con sus luces y sombras, haya sido parte central de las plataformas de todas las expresiones políticas a lo largo de la historia.

Basta con revisar la vida y obra de los nacionalistas conservadores: Sarmiento, Sáenz Peña o Pellegrini; de los demócratas progresistas como Luciano Molina o Lisandro de la Torre; de los socialistas Juan B. Justo y Alfredo Palacios; de los justicialistas de Perón y Evita, de los radicales de Yrigoyen, Arturo Illia y Raúl Alfonsín.

En ese hilo invisible que conecta a los grandes de nuestra historia se encuentra la punta del ovillo que ayuda a tejer el futuro. Es una expresión del pacto social que algunos ponen en duda pero que todavía mantiene unida a la sociedad argentina.

El Gobierno Nacional habrá tomado nota. Esperemos. En nuestra provincia lo hemos hecho. Desde el Ejecutivo, a través del Ministerio de Educación, hasta el pleno de la Legislatura y el Parlamento del Norte Grande. Nos hemos puesto al servicio de la causa hasta que la crisis encuentre una respuesta saludable. Defender la universidad pública es defender a los millones de argentinos que pasaron por sus aulas y cambiaron sus vidas para siempre. Defender la educación como motor de la movilidad social y el desarrollo nacional. Defender la posibilidad de que los jóvenes de hoy y los que vendrán también tengan la oportunidad.

Solo a modo de cierre, porque el tema está relacionado, voy a mencionar que en nuestra provincia está reunida la
 
Liga Bioenergética, integrada por Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Tucumán y Salta. Pronto se sumarán muchas más.

La agenda que se impone es la agenda de la sostenibilidad, el cambio de paradigma sobre la matriz energética, y la transición productiva ecológica. Así como decimos que sin educación pública habrá futuro solo para pocos, sin un medio ambiente sostenible no habrá futuro para nadie.

Son tiempos en los que el negacionismo sobre el cambio climático se ha revitalizado, y es peligroso. Tenemos una agenda de trabajo concreta para generar condiciones de sostenibilidad en la región, pero es igual de urgente no aflojar en la promoción y concientización de estos valores.

Como dijo en una entrevista el intelectual Noam Chomsky, “No me parece que haya mucha gente que no esté de acuerdo con intentar dejar un mundo en el que sus nietos puedan sobrevivir. (…) Y creo que es así porque hay intereses compartidos, intereses compartidos muy elementales, como el simple hecho de que los seres humanos llevamos por aquí unos doscientos mil años y es la generación actual la que va a decidir si va a seguir siendo así. Se trata de algo muy evidente, hay muchas pruebas, pruebas aplastantes. Si la gente se pone a pensar sobre ello, se preocupará.”

Hagamos, entonces, que los salteños, los argentinos y los seres humanos de todo el mundo piensen en esto.

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