Tensión
Cierra la semana con un panorama político sombrío pero muy activo, por lo que su caracterización va modificándose por horas.
Las definiciones sobre las cuestiones nacionales más relevantes no se extienden en el tiempo y arrastran a las provincias, cuyos gobiernos están abocados a la atención de las urgencias.
Nada se observa como destinado a permanecer; ni siquiera un gabinete que aún no ha reconocido todos los despachos de la sede del Ejecutivo nacional y ya se está reformando. Tampoco lo que se firma tiene asegurada su continuidad y los acuerdos transitan al borde de la ruptura.
Un paquete de decisiones y propuestas que el gobierno libertario puso a consideración de la ciudadanía a fin que sus representantes formalicen su aplicación tuvo el efecto de un sismo, que amenaza con dejar poco en pie. En un poco más de un mes, lo que andaba mal se puso peor y el cambio prometido no ha encontrado su rumbo, a la espera de la sanción de una ley que será su marco de contención.
Sin embargo, todo va sucediendo conforme a lo anunciado. En la Cámara de Diputados se logró el imprescindible dictamen de mayoría, que habilita que cuando se realice la convocatoria a sesión y se alcance el quórum de rigor, el proyecto de ley de Bases pueda tener tratamiento en el recinto. Pero de inmediato se cambiaron las coincidencias y se sigue discutiendo. Un día antes a que esto suceda, la central obrera argentina, con el acompañamiento de otras entidades sindicales y de la dirigencia de la sociedad civil, hizo un paro nacional con movilizaciones en los principales centros urbanos del país, para hacer público su rechazo a esa ley. También para pedir que el sector sea invitado por las flamantes autoridades nacionales a opinar sobre lo que se pretende llevar adelante, a la vez que escuchar de primera mano cuál es la intención de una pretendida intervención en una organización institucional que permanece casi inalterable desde hace más de medio siglo. Pese a la exhibición de poder que resultó la medida de fuerza del martes, la ansiada invitación le llegó el último jueves pero a las entidades empresarias, que aceptaron el convite del que no resultó nada, si de lo que se trataba era de lograr expresiones de apoyo.
El diálogo, que parece infructuoso, está siendo reemplazado por amenazas de cargar sobre las provincias todo el peso del ajuste fiscal. La sola mención de esta posibilidad resta acompañamiento y deja en una difícil posición a todos los sectores políticos que, en nombre de la gobernabilidad, están tratando de salvar las propuestas que representan el cambio que votó la ciudadanía.
En ese grupo están muchos gobernadores que acompañan el difícil tránsito de un proyecto de ley, cuya desmesura dificulta su trámite parlamentario. No es mucho lo que han logrado cuando deben mantener en funcionamiento servicios esenciales, pagar sueldos aplastados por la inflación pese a los incrementos otorgados y reactivar obras públicas para las que no se giran los fondos comprometidos porque faltan firmas. Ahora también falta el propio Ministro de Infraestructura, expulsado por contribuir con su indiscreción a una confrontación creciente .
Hay un clima de extrema tensión política, que debe aliviarse si de lo que se trata es de conseguir resultados.
Salta, 26 de enero de 2024
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