Hallazgo histórico: un Renoir perdido durante un siglo se vendió por USD 2 millones

El lienzo, nunca antes exhibido ni catalogado, muestra a Gabrielle Renard y al pequeño Jean Renoir. La obra permaneció oculta en una familia francesa durante más de 100 años.

El Mundo28/11/2025

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Un lienzo desconocido de Pierre-Auguste Renoir, desaparecido durante un siglo, fue adquirido en subasta en París por USD 2 millones. La pintura, titulada “El niño y sus juguetes – Gabrielle y el hijo del artista, Jean”, nunca había sido expuesta ni publicada, lo que generó un hallazgo excepcional para el impresionismo.

La subasta se realizó el 25 de noviembre de 2025 en el Hôtel Drouot de París, bajo la dirección del subastador Christophe Joron-Derem. Art News detalló que la puja terminó con un precio de remate de 1,45 millones de euros (USD 1,68 millones), cifra que ascendió a 1,8 millones de euros (USD 2 millones) tras añadir los honorarios del comprador.

La obra fue adquirida por un coleccionista internacional, quien se impuso en una venta que atrajo la atención de especialistas y amantes del arte. La estimación previa oscilaba entre uno y 1,5 millones de euros, lo que refleja el interés generado por la pieza.

Realizada al óleo sobre un lienzo de 54 por 65 centímetros, la pintura muestra a Jean Renoir, hijo menor del artista, sentado en las rodillas de su niñera, Gabrielle Renard, mientras juega con figuritas. Joron-Derem la calificó como “una obra maestra de la intimidad” y destacó su carácter poco común dentro de la producción de Renoir. El cuadro llegó a la subasta en un estado de conservación excepcional, sin necesidad de restauración.

El valor especial de esta pintura reside tanto en su naturaleza inédita como en su historia familiar: jamás salió del ámbito privado. Renoir la entregó como obsequio a su alumna y amiga cercana, Jeanne Baudot, quien también fue madrina de Jean. Baudot cuidó la pieza hasta su muerte, en 1957.

Luego, la obra pasó a su hijo adoptivo, Jean Griot, permaneciendo en su dormitorio hasta su fallecimiento en 2011. La pintura nunca formó parte de los archivos Wildenstein, herramienta esencial en la catalogación y estudio de la obra de Renoir, hecho que aumentó el misterio sobre su paradero durante décadas.

Ambas fuentes coinciden en que Renoir realizó varios estudios de Gabrielle y Jean en esa época, y solo se conocen dos temas trabajados de forma similar. Una versión comparable se exhibe en la National Gallery of Art de Washington y otra en el Museo de la Orangerie de París.

Respecto a la fecha de creación, se la sitúa entre 1890 y 1895. La presencia de Gabrielle Renard y Jean Renoir como modelos recurrentes muestra la importancia de la intimidad doméstica en la producción tardía del artista.

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Pierre-Auguste Renoir, el maestro del impresionismo

Pierre-Auguste Renoir (1841-1919) fue uno de los grandes referentes del impresionismo y figura fundamental para el arte moderno. Nacido en Limoges, Francia, creció en el seno de una familia trabajadora y muy pronto demostró interés por la pintura, encontrando empleo como pintor de porcelana en su adolescencia. Su talento lo llevó posteriormente a ingresar en la Escuela de Bellas Artes de París, donde conoció a otros futuros protagonistas del impresionismo, como Claude Monet y Alfred Sisley.

Renoir se distinguió por su capacidad para capturar la luz y el ambiente festivo de la vida moderna, además de su particular ternura en la representación de la figura humana. Sus obras tempranas, como “Le Moulin de la Galette” o “La Grenouillère”, muestran un gran interés por las multitudes y los paisajes al aire libre.

Sin embargo, tras la década de 1880, la salud de Renoir comenzó a deteriorarse a causa de la artritis, lo cual modificó de manera visible su técnica; los trazos se volvieron más sueltos y sensuales, y sus temas se concentraron en la vida doméstica, los retratos y escenas de familia.

Fue precisamente en este periodo cuando Gabrielle Renard, una joven originaria de Essoyes, llegó al hogar de los Renoir como niñera. Ella no solo cuidó de los hijos del pintor, sino que también se convirtió en una modelo fundamental y en fuente de inspiración recurrente. Renoir encontró en su presencia una naturalidad inigualable y una conexión emocional que le permitió capturar escenas de ternura e intimidad, como la que retrata este cuadro recientemente subastado.

Además del valor artístico, este hallazgo aporta una nueva dimensión sobre la vida doméstica y privada de Renoir, así como sobre los lazos que lo unían a quienes le rodeaban. Su hijo Jean, quien aparece en la obra y más tarde se convertiría en un famoso cineasta, llegó a recordar que su padre prefería pintar momentos espontáneos y cotidianos: “Cuando era muy pequeño, de tres, cuatro o cinco años, él no elegía la pose, sino que aprovechaba alguna actividad que parecía mantenerme en silencio”, relató Jean Renoir, según recoge Art News.

La reciente autentificación de la pintura y su incorporación al inventario oficial de Renoir refuerzan su relevancia dentro del patrimonio artístico internacional, consolidando su lugar en el legado del impresionismo. La subasta de esta obra inédita no solo es un triunfo comercial, sino un aporte invaluable al conocimiento sobre uno de los grandes maestros de la pintura universal.

Con información de Infobae

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