
Mientras los argentinos votaban entre promesas y frustraciones, los grandes fondos ya habían ganado la elección. En diez días hicieron un negocio que ningún gobierno podría garantizar sin complicidad política.


Un importante número de organizaciones piqueteras, de derechos humanos, sindicales, estudiantiles y ambientalistas tomaron posesión de una fecha significativa, en la que se recuerda el punto más alto de una de las crisis de la Argentina. Le adicionaron muchas otras razones para configurar una protesta que, en realidad, tiene al gobierno nacional como su principal objetivo.
Opinión20/12/2023
En cada una de las principales ciudades de todo el territorio nacional, incluida Salta, una movilización que se pretende multitudinaria se convocó para recordar un nuevo aniversario del estallido social que en un día como hoy de 2001 derivó en la renuncia del entonces presidente Fernando de la Rúa. A la conmemoración se sumaron otras consignas como el cuestionamiento al “plan motosierra” de ajuste del flamante presidente Javief Milei, que lleva a que también se demande un “paro activo nacional y un plan de lucha" además del rechazo al protocolo antipiquete, aprobado a los fines de evitar que las medidas de restricción del gasto público generen episodios de violencia social.
Es así que el eje principal de la movilización ha quedado tapado frente a la resistencia que produce el avance de un plan de emergencia que se va diseñando de manera paralela a la construcción de un entramado de alianzas políticas para facilitar su concreción. Es que son las crisis de carácter económico las que tienen la capacidad de agitar la participación social en contra de gobiernos que se eligen para su resolución, sin corregir la debilidad original que es de orden político.
Vale entonces rescatar lo acontecido hace 22 años como un eslabón de una cadena de sucesos que tienen puntos en común pero también diferencias notorias, como las que le dan un carácter histórico a la protesta de diciembre de 2001. Se desarrollaron entre el 19 y el 20 de ese mes, provocando la caída del gobierno de la paradójicamente llamada Alianza por el Trabajo, la Educación y la Justicia, que encabezaba el radical Fernando de la Rúa. Varios íconos quedaron de esas jornadas, como el helicóptero blanco en el que el entonces mandatario abandonara la Casa Rosada, mientras en las calles quedaban muertos, heridos y detenidos en el marco de un Estado de sitio. Un aporte similar hicieron las protestas en diferentes puntos del país, totalizando más de 30 muertes no solo en la Ciudad de Buenos Aires, sino en la provincia homónima y en la de Santa Fe, Río Negro, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos y Tucumán.
Entre saqueos y cacerolazos se llegó al estallido que venía anunciándose en el malhumor social por el fin de la convertibilidad, un signo de la última década del siglo pasado y por la imposición de un corralito para evitar que se retiren depósitos bancarios. El resto fue de manual: estado de sitio para controlar la violencia social y vía libre a la represión policial. Pese a las medidas extremas dispuestas para asegurar la ley, el orden y terminar con los incidentes, la consigna “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo” alentó la continuidad de la movilización, hasta la jornada luctuosa del 20 de diciembre y la dimisión presidencial, que abrió la sucesión de cinco presidente en once días.
Es necesario reencauzar al país por la senda del crecimiento pero no usando a los sectores más débiles como variables de ajuste.
No se puede repetir la historia.
Salta, 20 de diciembre de 2023

Mientras los argentinos votaban entre promesas y frustraciones, los grandes fondos ya habían ganado la elección. En diez días hicieron un negocio que ningún gobierno podría garantizar sin complicidad política.

Tras las elecciones de medio tiempo, importa atender el medio tiempo que resta. Por delante hay dos años de mandato para los Ejecutivos nacional y provincial y pensarlos en términos de una renovación reducirá la apreciación de una gestión obligada a resolver severos problemas por los que atraviesa el país.

Dos millones de argentinos no fueron a votar.

La democracia argentina ha dado otro paso hacia su fortalecimiento. Más allá de los resultados de las pasadas elecciones, se hizo lugar a una forma de participación ciudadana que, en cada comicio, tiene la oportunidad de evaluar la tarea política que se despliega desde la administración del Estado a la práctica del control del manejo de los asuntos públicos, que es tarea de los legisladores. Y a través del voto, califica.

La Argentina atraviesa una etapa de pérdida de soberanía y dignidad nacional, pero hay que confiar en que la convivencia democrática siga garantizando el derecho a pensar distinto.

No se elegía Presidente, no se elegía Gobernador, pero la legitimidad de cada uno de ellos estaba en juego.

En su paso por Salta, el Secretario General de SUTERH, Víctor Santa María, cuestionó la reforma laboral que impulsa el Gobierno Nacional y advirtió que podría implicar la eliminación de derechos clave como los convenios colectivos y las paritarias.

El Tribunal de Disciplina de la AFA falló de manera oficial a favor de Deportivo Madryn, dándole por ganado el partido de ida del Reducido de la Primera Nacional ante Gimnasia y Esgrima de Jujuy con un resultado de 3-0.

El próximo fin de semana XL ya es oficial en el calendario nacional. Será en noviembre e incluirá cuatro días de descanso, gracias a la combinación de un feriado y un día no laborable con fines turísticos.

Las tasas de interés de los plazos fijos iniciaron la semana con bajas generalizadas (entre 1 y 12 puntos porcentuales) luego de la victoria del oficialismo en las elecciones.

Hoy, la billetera virtual que ofrece el mayor rendimiento en Argentina es Naranja X, con una Tasa Nominal Anual del 39 por ciento en su cuenta remunerada.