Opinión Natalia Nieto 30/03/2022

Es la política, estúpidos

“Es la política, estúpidos” es una frase adaptada de aquella de campaña política estadounidense acuñada como “es la economía, estúpido”.

Se le atribuye a Bill Clinton, pero la inventó un asesor que basó en tres ejes la campaña  del expresidente estadounidense, y uno de ellos era “The economy, stupid”. Se supone que con esa idea, ganó Clinton. Lo cierto es que hoy cambiamos la economía por la política en la frase del asesor de Clinton, porque ambas van de la mano. Y sin política, no habría gestión ni resultados.

La política está involucrada en ámbitos que no sospechamos y aunque sea despreciada por muchos, es una herramienta fundamental. 

Apunto a ello, porque este lunes en el programa El Acople, tuvimos a tres invitados que cada uno desde su lugar, coincidieron en la necesidad de plantear la política como cuestión central: fuera que estuvieran a favor de involucrarse más, o tomar distancia del ejercicio político partidario.  

En el caso de la referente wichi Octorina Zamora, coordinó la Asamblea de Mujeres de la Ruta 81 y recogió las primeras 25 denuncias de violación en perjuicio de mujeres originarias, de las cuales, muchas resultaron embarazadas y por supuesto, sin ningún interés en la filiación por parte de los abusadores devenidos en padres. Describió las duras situaciones por las que atraviesan, el camino por el que vienen transitando desde hace décadas y después de reflexionar sobre la realidad de las comunidades, especialmente de los departamentos San Martín y Rivadavia, pidió públicamente que el pueblo wichi tenga mayor participación política. Insistió en aquello que viene declamando: que los pueblos originarios no necesitan intermediarios y sí, estar en la agenda política nacional y provincial para que se alcance una solución a la realidad de la que solo participan ellos. "Necesitamos que nos convoquen para la elaboración de proyectos, que tienen que salir desde nuestra comunidad. ¿Quién más que nosotros, conoce nuestra problemática?", se preguntó Zamora y advirtió que “no son un número más, ni un voto”. E inmediatamente afirmó: “Yo pediría que algún legislador nos preste atención y nos incluya en la elaboración de proyectos que ayuden a nuestra comunidad y de políticas públicas”. A todo esto, precisamente esperaba para participar en el programa el diputado nacional Emiliano Estrada, uno de los 10 legisladores nacionales salteños, que pudo escuchar que las comunidades necesitan de ellos para que se garantice su acceso a los derechos. 

Al margen de ese tema, de necesaria intervención política, a su turno Estrada insistió en aclarar que su voto negativo para el acuerdo con el FMI, fue técnico y no político. Pues no señor: votar a favor o en contra de cualquier proyecto y especialmente de los vinculados con el endeudamiento argentino, implican una definición política. 

Es que Estrada dice que la deuda con el FMI no bajó el riesgo país ni la inflación y cuando insistimos sobre la necesidad de reconocer esa definición política, dijo: “Yo hago lo que pienso, no lo que mi el espacio piensa, uno se siente representado con la identidad del espacio político, pero no soy un seguidor sin poder plantear sus ideas”. Eso está muy bien, pero ratifica que el Frente de Todos está dividido y que hay una necesaria discusión interna postergada y que permitiría mejorar la gestión del Gobierno, en base a los acuerdos políticos que se alcancen. Y esto no es técnico, es político. 

Saben ustedes que hoy se conocerá el índice de pobreza para 2021. Pues bien, el lunes también contamos con la participación del director del INDEC, Marco Lavagna, que después de hablar de las novedades y tecnicismos del Censo que ya se realiza digitalmente y que tendrá su día central el 18 de mayo, puntualizó sobre cómo su distanciamiento de la política, permitió que el organismo puesto en duda durante muchos años, sea hoy de mayor credibilidad.

Para Lavagna, también la cuestión se reduciría a lo técnico y no lo político, porque “lo que no se mide no se conoce y lo que no se conoce, no se puede solucionar” y en consecuencia, no tener estadísticas no permite tener bases sólidas para definir políticas públicas. 

Tanto insistió en la credibilidad del INDEC, que reforzó que al Gobierno “le dolió” dar el dato de pobreza de febrero pasado y sí enfatizó en que “la forma de recuperar credibilidad es poder demostrar que el trabajo es técnico y apolítico” e insistió en que desde el momento en el que se hizo cargo del INDEC, dejó de lado su participación política partidaria, porque “El INDEC no se mueve por ideologías”.

“Es la política”, diría yo porque hoy, el Indec dará a conocer el número final de la pobreza del último semestre de 2021 y sería más bajo en comparación con 2020, cuando finalizó en 42% y también mejor que en el primer semestre de 2021, con un indicador que alcanzó el 40,6 por ciento. Pero no hay que olvidar que si superara el porcentaje impuesto entre las condiciones del FMI (sí, otra vez el Fondo), ello podría afectar los acuerdos y traer más problemas económicos.

No nos sorprendamos entonces, si esta tarde nos informan que la cifra está por debajo del 40 %, el máximo  exigido por el FMI, como sutilmente lo anticipó Lavagna en El Acople cuando dijo que los seis últimos meses de 2021 reflejaron “cierto” crecimiento por la reactivación posaislamiento y que entonces no había guerra. 

Y cumplida esa meta, no se condicionará la economía argentina porque efectivamente, con el dato de la pobreza, volverá a confirmarse que las decisiones políticas, también definen la economía. Una invitada pidió mayor participación política; otro -oficialista-, quiso apartarse de la postura política para justificar su voto en contra del propio oficialismo y el tercero, cree que los números son creíbles porque el organismo es técnico y apolítico. Lo cierto es que a favor o en contra de las posturas políticas, nuestras posiciones y decisiones, nos definen. Y eso pasa aun con quienes quieren alejarse de la política a pesar de ejercer cargos públicos, y por supuesto, haberlos aceptado, ya es toda una definición.  

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