Reforma para los otros
En mi columna anterior, titulada Decepción y Preanuncio, hablé sobre la posibilidad que se consolide en la reforma constitucional una suerte de definiciones con un mecanismo que no sea el real esperado de recortes de mandatos y correcciones de control de la hacienda pública, que sea distinto a lo esgrimido como motivo de esta reforma.
Lamentablemente debo señalar que se está a un paso de consolidar lo dicho.
Se ha trabajado ardua y fundadamente para que ello no ocurra y algunos avances se han conseguido. En tal sentido se puede decir que hubo un consenso mayoritario sobre el Poder Judicial, que no es exactamente el que habíamos impulsado, pero la política es el arte de lo posible. Obviamente que la convención es esencialmente, un acto político. En esa materia, habilitada por la ley que dispuso la reforma, se logró bastante.
No ocurrió lo mismo en otros tópicos como por ejemplo en la Auditoría donde se consolida el hecho de que a pocos días de sancionarse la reforma se nombraran los dos últimos integrantes de ese cuerpo. Poco va a cambiar allí pues la política seguirá eligiendo y designando a los auditores que deben controlarlos. No se aceptó que sea la sociedad civil quien mediante un concurso de antecedentes y prueba de oposición seleccione a los auditores, cuya función es totalmente técnica y no política. La política seguirá eligiendo a quienes deban controlar como se gastó y si se gastaron correctamente los dineros del pueblo, por parte de los gobernantes y funcionarios.
En cuanto a los legisladores, que no tocan las posibilidades de los actuales, regirá para dentro de diez años para los que ya cumplieron dos años de mandato y de doce años para los que ingresaron hace pocos días a la Legislatura, en razón de la negativa a establecer una cláusula transitoria que indique que el desempeño actual de los legisladores se considera como primer mandato. En igual sintonía los intendentes.
Con idéntico temperamento la mayoría oficialista impone que el gobernador actual pueda tener la posibilidad de ostentar el cargo por doce años seguidos y con un periodo de cuatro años de intervalo, pueda ejercer el cargo otros ocho años y así sucesivamente. No hay cláusula transitoria que establezca que el mandato que hoy está cumpliendo el gobernador se considere como primer mandato.
Se dijo, como objetivo a cumplir, que es la primera vez que la política se auto limita en sus mandatos.
Si en el paso final de la reunión plenaria del jueves y viernes que viene se aprueban los despachos así como están, la convención habrá limitado los mandatos de los otros políticos, de los que vengan en el futuro, no de los actuales que están en los cargos.
En definitiva la reforma constitucional sería efectiva y los cargos se limitarían recién dentro de, por lo menos, diez años.
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