Compromiso
A un poco menos de un mes de las elecciones provinciales, la campaña está mostrando una oferta electoral amplia y compleja pese a que la cantidad de cargos a renovar no es tan alta.
En conjunto, se trata de 60 convencionales constituyentes, 30 bancas en la Cámara de Diputados, 12 en el Senado y un poco menos de 400 escaños municipales pero como cada distrito elige lo suyo, la decisión no debiera llamar a confusión; sin embargo, no parece que así suceda.
Hay datos que deben considerarse porque hacen a la esencia de estos comicios, que permiten que la ciudadanía haga una evaluación de la gestión de gobierno provincial y municipal y pueda fortalecerla con un mayor acompañamiento legislativo. Si la nota es negativa, es una oportunidad de intervenir llevando a los cuerpos legislativos a referentes de la oposición para que aporten –sin obstruir la política del Ejecutivo- elementos correctivos o mejoradores y también, de profundizar el control del manejo de los recursos públicos.
Es importante que se tenga en cuenta que el oficialismo va a jugar 17 de las 30 bancas en Diputados, el ámbito en el que el reflejo de la estructura política de la sociedad es más amplio por la cantidad de legisladores que se eligen por departamento. No es el caso del Senado, en el que la representación de cada uno de ellos es unipersonal, cuestión que suele favorecer al oficialismo si en cada turno no hay renovación política de los Ejecutivos. Desde la recuperación de la democracia, ocho mandatos fueron de origen peronista y la hegemonía de ese sector político es clara en la Cámara alta.
También debe considerarse que tal circunstancia no es solamente el resultado de la sumatoria de votos que recoge ese sector. Al contrario, es resultado de un conjunto de reformas en la forma de elegir, que fomenta algunas estructuras con objetivos meramente electorales; además, hay comportamientos de los electos que no necesariamente cumplen con lo que elige la ciudadanía.
Para entender este rumbo sinuoso de la construcción del poder político provincial, bien vale observar los bloques que integran la Cámara baja. Actualmente son catorce, cinco de los cuales son unipersonales. No necesariamente son 14 partidos o alianzas los que sostienen estas bancadas; en realidad, son representaciones de expresiones de dirigentes que por intereses propios abandonan el grupo que los llevó a la banca.
Otro comportamiento no menos llamativo es el de sectores que abandonan la posición electoral que les permitió ganar la voluntad ciudadana para obtener otras ganancias cuyas intenciones no son las que se expuso en campaña y a veces ni se corresponde con la propia historia partidaria. El caso más evidente es el del Partido Justicialista, que viene dibujando una extraña trayectoria seguramente por errores de conducción.
Si la conformación del oficialismo no es permanente, el de la oposición es más difusa aún. Se pueden citar los movimientos que se produjeron a poco de conocerse el decreto de convocatoria a elecciones legislativas. Quienes dieron saltos en alto y largo fueron especialmente quienes pretendían reelecciones por fin de mandato y buscaron la seguridad del oficialismo. En Diputados, más de la mitad de los que dejan su escaño buscarán su reelección pero en el caso del Senado, 10 de los 12 que han cumplido sus cuatro años pretenden permanecer.
No hay una guía para votar, excepto la decisión de apoyar o rechazar la gestión de gobierno. La búsqueda a partir de ese punto exige un compromiso muy fuerte de cada elector.
Salta, 21 de julio de 2021
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