La expectativa que el problema del comercio ilegal comience a ser abordada por el gobierno municipal no prosperó en el cuerpo deliberativo pero se sostuvo en la decisión que, paralelamente, surgió de una reunión multisectorial convocada por el Ejecutivo comunal. Del encuentro participaron representantes de organismos nacionales y provinciales y del sector privado con los que se integró una mesa de trabajo en defensa del comercio legal. Se acordó un plan de trabajo que apunta a erradicar la actividad que roza la ilicitud a la vez que brindar respuestas a los reclamos de vecinos y comerciantes afectados. Allí quedó el compromiso de mantener el diálogo y el intercambio permanente de información entre las partes para dar soluciones concretas.

El Concejo Deliberante, en cambio, se hundió en una puja de vanidades, que parecería ser el estilo que se debe mostrar para sostener o ganar una banca que se renueva cada dos años.  Se presenció en la primera parte de la sesión semanal un obsceno espectáculo de defensa de posiciones personales.

La denuncia de una concejal que suele llamar la atención por comportamiento y expresiones atípicas o ajenas a su función, sobre que una idea suya fue plagiada por un par que presentó el proyecto que ella pensaba elevar, desvió la atención que merecían los temas de la ciudad. En el intercambio de opiniones quedó al desnudo la pobreza del debate de un cuerpo que conoció mejores etapas y representó cabalmente la composición política de los vecinos capitalinos en otros tiempos. 

La cuestión trasciende los límites del recinto del Concejo porque advierte sobre una práctica que se va generalizando. Es la de ganar espacios a través de personas que ingresan a la política para denostarla desde adentro. No solo en el cuerpo capitalino sino en la Legislatura Provincial se levantan voces reivindicando la ajenidad de origen respecto de un partido o, al menos, de un encuadre doctrinario. 

Es un debate actual y se impone en cada año electoral la necesidad de encontrar un mecanismo de manifestación de voluntad popular que la preserve y sea transparente. Desde el retorno de la democracia se han ensayado diversas formas que privilegiaron el interés de proyectos de sectores políticos para sostener su cuota de poder y que en pocos casos atienden al interés general.

Estas embestidas están provocando desviaciones que toleran listas colectoras, pases de bandos cuando se ha obtenido un cargo electivo y, siempre, el incumplimiento de compromisos electorales sin que haya alianzas políticas que se hagan cargo del irresponsable ejercicio de la representación que le delega la ciudadanía. El vale todo que se muestra en cada proceso electoral es el punto de partida de ineficientes gestiones de gobierno y la profundización de problemas seculares que se arrastran como una fatalidad. 

El Concejo Deliberante exhibió el miércoles la decadencia de la política como herramienta de consecución del bien común. 

Salta, 15 de abril de 2021