Pobreza
Concordia no abandona el podio ganado desde hace varios semestres atrás: es el conglomerado más pobre del país; sin embargo, no está ubicada en la periferia ni tiene los índices más altos de desocupación. Es una ciudad entrerriana que en los años 60 se ganó el rótulo de la capital nacional del citrus; actualmente sumó a esa producción la del arándano y mantiene firme la forestal. Algunas de sus razones pueden justificar también la pobreza de Salta.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos dio a conocer el pasado miércoles el informe de pobreza e indigencia en 31 conglomerados que representan la población argentina. Conforme a lo esperado, pandemia mediante, el índice correspondiente al primer semestre del año creció 5.5 puntos respecto del semestre anterior, el último de 2019, en materia de pobreza y 2.5 de indigencia para el conjunto de la población cubierta por la encuesta. De enero a junio, el porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza alcanzó el 30,4%; en estos residen el 40,9% de las personas.
Esos casi 41 puntos equivalen a 18.500.000 personas y es la cantidad más elevada desde 2004, reflejando la gravedad de la crisis. El salto se produjo, fundamentalmente, por caída en los ingresos producto de la pandemia de Covid-19, es la explicación que señalan los especialistas. No son los únicos datos duros: los que ni pueden acceder a recursos para alimentarse son unos 4 millones y medio de personas; padecen hambre y se los llama indigentes. Y hay más. Los más pobres son los pequeños ya que un 56% de las personas de hasta 14 años están por debajo de la línea de la pobreza.
La provincia tiene lo suyo porque está en la segunda región más pobre del país. El noroeste iguala el promedio nacional en personas pobres pero lo supera en cantidad de hogares en la miseria; por encima de un guarismo tan ignominioso solo está el Noreste que con casi el 43% de pobres completa la región desde siempre y para siempre postergada y marginal.
Salta -capital y área metropolitana- es uno de los 31 conglomerados que se mide para proyectar a todo el país el cálculo de pobreza e indigencia. Entre los cinco puntos más pobres, ocupa el cuarto lugar siete puntos por debajo de Concordia pero con casi el mismo nivel de indigencia, a 3 puntos de Gran Resistencia y a dos de los Partidos del Gran Buenos Aires. Tres puntos abajo aparece Formosa, su inmediata seguidora.
No solo es malo el registro de este semestre. Desde el primer semestre de 2018, el índice de pobreza no dejó de crecer hasta virtualmente duplicar esa medición y muestra que de los 635 mil capitalinos, 289 mil no cubren la canasta básica total y 72 mil no alcanzan la canasta alimentaria.
Con Concordia, situada en la cima de la pobreza, hay pocas coincidencias. Mientras en la ciudad entrerriana la mayoría del empleo proviene del sector privado, en esta Capital –que es la sede del poder político- el Estado es el principal empleador y no pareciera que vaya a cambiar la dispar relación entre gasto salarial e inversiones en el próximo presupuesto.
Pero hay un punto que puede explicar la decadencia de ambos conglomerados. Es el signo político y la repetición de mandatos. Desde el retorno de la democracia, sus gobernantes fueron peronistas. En casi cuatro décadas en Concordia se repitieron tres apellidos, como en Salta en treinta años.
Seguramente no es la única razón pero puede ser la de mayor peso.
Salta, 01 de octubre de 2020
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