La “deshumanización” del otro y la construcción de los discursos de odio

El especialista etnográfico de las violencias por Pasaron Cosas analizó desde la antropología el atentado a la Vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.

Sociedad07/09/2022

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El Dr. en Antropología social (UBA), investigador del CONICET y docente de la Universidad Nacional de San Martín, José Garriga Zucal, consideró que se ha construido socialmente al “Otro” como un enemigo, y que esto llevó a pensar que el que piensa distinto debe ser “exterminado”.

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La "deshumanización radical del otro" conduce a quitarle todo rasgo humano a quien piensa diferente, y de allí que se construyen representaciones sociales como “ratas o cucarachas” a sectores sociales vulnerables, indicó, pero advirtió que estas valoraciones se esparcen a otros ámbitos de la vida social.

Dicha representación no reconoce de adhesiones políticas, en referencia al uso de “planeros, ratas o cucarachas” para los adeptos a visiones de izquierda; y el uso también del término “gorila” de manera despectiva para hacer mención de alguien que comulga con las ideas de derecha, añadió.

La violencia y los discursos de odio son históricos en la Argentina y en el mundo, señaló, y agregó que lo interesante es de-construir el cómo se legitiman.

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Consultado sobre lo acertado o no de crear una ley que regule los discursos de odio, el especialista puntualizó que si bien es un proyecto para pensar, en donde hay que poner el foco es en “los marcos que construyen legitimidades sociales que van más allá de lo legal”.

En tal sentido, consideró que aunque los temas convergen, las respuestas no están en el carácter punitivista sino más bien en las raíces que legitiman las violencias.

Construcción de violencias: El Poder y el “abandono” del Estado

“Un punto importante es responder por qué la pobreza, la desigualdad o el hambre no se definen como violencias”, expresó, y agregó que es el Estado quien abandonó el Poder para regular la violencia.

Es el sistema capitalista el que regula y determina lo que se considera violencia socialmente, y el Estado en ese monopolio de la fuerza abandonó el Poder para determinar las “herramientas sociales”, subrayó.

 

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