Opinión27/12/2022

Esperanza

Como a un heredero natural, el médico Juan José Esteban entregó la conducción del Ministerio de Salud a su colega Federico Mangione. El cambio forma parte de una renovación para dar aire a una gestión agotada, que por delante tiene un año de mandato y la intención de lograr la reelección en los comicios de mayo próximo.

Precisamente 2022 fue un año particularmente difícil para la cartera sanitaria. No había expectativa en torno de la tarea que venía desarrollando su titular, que terminó acosado por reclamos y críticas y con escasas posibilidades de dar las respuestas demandadas. Los legisladores departamentales fueron voceros del malestar de los usuarios del sistema en distintos puntos del territorio y obligó al funcionario del Ejecutivo a concurrir a dar explicaciones del decaimiento del sector en distintas oportunidades y en ambas cámaras legislativas.

La pandemia de Covid estaba en su apogeo cuando Juan José Esteban reemplazó en el cargo, en setiembre de 2020 a Josefina Medrano, de la que fue un acérrimo crítico. Desde la Gerencia de un hospital -que jugó un rol fundamental enfrentando al coronavirus- advirtió la proyección que podía tener la enfermedad si no se cambiaban las medidas  que venían disponiéndose para poner a salvo a la población más vulnerable. Pero debía empezar desde muy atrás y no por obra de su antecesora. Desde el otro lado del mostrador la perspectiva es diferente y al ahora ex ministro lideró el proceso de provisión de todos los recursos disponibles para atender la pandemia que cuando estuvo bajo control dejó ver las carencias de la prestación de un servicio esencial para la gente.

Los hospitales quedaron en la mira y se mostraron en buena parte de la Provincia como cáscaras vacías, con escasa capacidad para atender la demanda de su entorno inmediato y mucho menos la de los poblados más alejados. La mayoría de ellos se vieron carentes de espacios, equipamientos e insumos. Pero la falta de personal médico, especialmente de especialistas, es un problema que hasta ahora está lejos de resolverse. Hasta allí llegó Juan José Esteban.

Su sucesor asumió advirtiendo que no se van a ver resultados en el primer o segundo año. No fue la única mala noticia que transmitió: dijo que la resolución de los problemas  va a llevar muchísimo tiempo, porque hace falta una fuerte inversión y no está contenida en el presupuesto que se acaba de aprobar.

La cifra estimada de inversión para esa área en 2023 asciende a  unos $112 mil millones; es decir, un porcentaje del 25,14% del total del Presupuesto General. Entre otros gastos, debe financiar la incorporación de 600 profesionales de salud entre médicos y no médicos y cubrir las inversiones de equipamientos para las distintas áreas operativas, tanto con fondos provinciales como con fondos nacionales. Federico Mangione, el nuevo ministro, dijo que había evaluado las necesidades más urgentes en vinculación con  los valores incluidos en el presupuesto y sabe que deberá pelear un poco más porque lo aprobado por los legisladores es insuficiente.

El desafío es muy grande y hay un plan en el que se trabajó cuando menguó la pandemia. Lo va a movilizar marcando prioridades con lo que en el corto plazo, el eje estará puesto en el norte y la salmonella. Asimismo, hay un equipo que trabajará a la par para cumplir los objetivos, señaló el flamante funcionario. 

Y otra vez se despertó la esperanza. 

Salta, 27 de diciembre de 2022

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