Siempre habrá un periodista para contarlo
El pasado martes fue el Día del Periodista y, antes que nada, aprovecho el aire para mandarte un saludo a vos y a todo el equipo de la radio.
En la Argentina se celebra cada 7 de junio, en homenaje a uno de los líderes de la Revolución de Mayo, Mariano Moreno, y a propósito de la fundación del que sería el primer medio de comunicación independiente a los intereses coloniales: La Gazeta de Buenos Aires.
El periodismo nació y se constituyó inicialmente en nuestro país como una herramienta de lucha casi directa: lo que la espada, lo que la pluma y la palabra. Acto seguido fue una tribuna oficial del gobierno patrio para la formación de opinión revolucionaria.
Más tarde, durante el proceso de formación del Estado que hoy conocemos, el periodismo contribuyó a la alfabetización, a la educación, a la divulgación científica y al desarrollo cultural de las nuevas mayorías populares.
Contribuyó nada más y nada menos que a la constitución de un lenguaje y de una identidad nacional común en un territorio tan extenso como diverso.
Entre finales del siglo 19 y principios del siglo 20, el periodismo fue promotor de la democracia moderna y republicana en la Argentina, que se materializaría en 1916 de la mano del presidente radical Hipólito Yrigoyen.
Y esto no se trata de una perorata sobre la historia del periodismo, pero siempre es importante saber desde dónde venimos para pensar y decidir hacia dónde vamos.
Tenemos que saber que el periodismo siempre marchó al pulso de la historia y así seguirá marchando. Porque siempre habrá un periodista para contarlo.
Porque habrá periodismo cada vez que se expongan las injusticias. Cada vez que se publiquen cosas que el poder no quiere que se publiquen.
Pero ojo, cuando hablo del poder, no solo hablo del poder político.
Hablo también del poder económico, por ejemplo, que hace bromas sobre la inflación y admite remarcar los precios todos los días en su cadena de supermercados.
Hablo también del Poder Judicial, que todavía no sabe cómo explicar por qué siguen beneficiando a la ciudad más rica del país en detrimento de las provincias en donde la gente se muere de hambre.
Hablo de la falta de control ante los cientos de camiones extranjeros que transportan combustible cuando a las provincias del norte nos escasea hace dos meses.
Hablo del poder petrolero y la errática política energética del gobierno que se opone al desarrollo de los biocombustibles.
Hoy, con la capacidad instalada, los productores regionales estarían aportando un 5% más de biodiesel y ahorrándole millones de dólares al Estado.
En fin. Ya no se puede tapar el sol con la mano. El periodismo siempre expone, pero también infiere consecuencias y pide explicaciones.
Hay periodismo en la Argentina, hay periodismo en Salta, y eso es una buena noticia.
Desde luego que habrá del bueno y del no tan bueno, como todo en la vida, pero ese ya es otro tema. Sobre gustos no hay nada escrito.
Lo interesante, creo, es pensar el periodismo hacia adelante. Debatir los desafíos y su rol en las sociedades de la hipercomunicación; la lucha contra los discursos de odio, la exaltación de la violencia, los autoritarismos, las visiones supremacistas, la disgregación social o la apatía democrática.
Y tampoco hay que perder de vista una cuestión muy importante. El periodismo en esencia es progresista: y por lo tanto debe contribuir en la construcción de las nuevas esperanzas y utopías colectivas.
El periodismo debe contarle al mundo que ya superamos cosas peores y que a estas también las superaremos.
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