Verde color esperanza
Los que transcurrimos el Siglo XXI, entre innovadas zozobras, destacando los espasmos del neo liberalismo, la desestructuración del capitalismo clásico, el florecimiento de regados huertos de nazi fascismo, el vaciamiento filosófico y doctrinario de los partidos políticos y el peligroso crecimiento en grandes sectores de una visión anti política, la Pandemia del Coronavirus y sus consecuencias cada vez más visibles, sabemos que la política ambiental, justificadamente, merece tener el carácter de política de estado.
Que los espacios verdes más allá de la dimensión que tengan, valen oro. Por ello, merecen una profunda reconsideración de parte de todos porque para cuidar hay que querer y para querer hay que conocer.
En la superficie territorial de 155.488 Km2 que tiene la provincia. El ejido capitalino con sus 1.722 Km2 cuenta con 240 espacios verdes con nombres porque los hay muchos sin designación, distribuidos en plazas, plazoletas y platabandas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera como conveniente que las ciudades dispongan, como mínimo, de un área verde de entre 10 a 15m² por habitante, distribuidos proporcionalmente en relación a la densidad de población. Los espacios verdes están estrechamente relacionados a la cantidad de habitantes. Nuestra ciudad está en una situación deficitaria no solo en cantidad sino también en calidad, si se analizan los espacios verdes especialmente de las periferias.
Ello constituye un verdadero desafío para autoridades, educadores, sanitaristas y especialmente los vecinos de la ciudad. Bajo esta premisa analítica y conceptual es que percibimos que el cumpleaños Nº 440 de la fundación de la ciudad acaparó casi toda la atención y muy pocos recordaron el aniversario Nº 117 de la inauguración de uno de los íconos y gran amigo de los salteños: el Parque General José Francisco de San Martín.
El parque desarrolló su existencia sobre terrenos remanentes, otros expropiados, también los hubo comprados y donados. Así creció y, con el tiempo, también perdió parte de su territorio productos de ventas, donaciones y usurpaciones. La mayor parte de ellos eran insalubres, pantanosos, donde se habían instalado algunos hornos para quemar material y también existían reñideros de gallos.
Justamente en abril de 1904 llega a Salta el arquitecto Carlos Thais director de paseos públicos – diseñador del jardín botánico en Capital Federal. “Ideólogo” del parque San Martín.
Es probable que su denominación la haya adquirido de la "Plazuela San Martín", que ya existía hacia 1882 en la Esquina del Tambor. Los trabajos del actual parque comenzaron en 1902, de la mano de quien fuera su más famoso cuidador, Maximiliano Moretti, un “Tano” con buena mano para plantar árboles y cuidar de los espacios verdes:
Su inauguración formal fue el 16 de abril de 1905, durante la administración municipal de Abel Zerda. El proyecto fue del Ingeniero Enrique Clement, que estaba a cargo de la oficina topográfica municipal, sobre las bases sustentadas en el proyecto del francés Carlos Thays. En la oportunidad hicieron uso de la palabra Juan Martín Leguizamón y el doctor francisco Ortiz, quien recitó un poema.
El parque fue objeto de todas las atenciones y dedicaciones posibles. Pero también fue objeto de todos los odios, olvidos, y desatenciones como resultantes de la ignorancia y mezquindades propias de cuando el ser humano recala en sus estadios más primitivos que dan lugar a irracionalidades, violencia y bajezas actitudinales de las cuales no escapan integrantes de todos los sectores sociales de una comunidad. Esto ya sea por acción u omisión.
En 1910 se inauguró el edificio Centenario conocido como Pabellón del Parque San Martín que, a partir de 1931, fue sede del Sporting Club; la inauguración del edificio, hoy ocupado por el Museo de Ciencias Naturales, de la Universidad Nacional de Salta, es obra del arquitecto Gianotti,
Recordemos que el 5 de julio de 1910, un grupo de jóvenes compró un busto de San Martín y lo colocó en lo que hoy es La Plaza Francia, en el perímetro del parque. Tres años después, en la entonces plazoleta San Martín, sobre los terrenos donados por Alejandro Figueroa y Elmira F. de Ibaceta, el 24 de mayo de 1913 se inauguró el monumento al Padre de La Patria, el General José Francisco de San Martín,
El 14 de diciembre de 1911, mediante ley, entre otras cosas se autorizó al Poder Ejecutivo para proceder a la expropiación de terrenos y se autorizó a la municipalidad para vender, en pública subasta, los terrenos comprendidos dentro de las calles San Luis, Tucumán, Lerma, Catamarca y Santa Fe
Hasta 1920 varios clubes de primera división, que luego formaron parte de la fundación de la Liga Salteña de Futbol, que también cumple años el mismo día que el parque, tenían sus canchas en terrenos del parque. Al año siguiente se concretó un nuevo ensanchamiento con el objetivo de convertir al parque no solo en el principal pulmón de la capital sino también en lugar de esparcimiento y recreación social familiar. Se avizoraba ya el crecimiento vegetativo poblacional.
El 7 de agosto de 1925 durante la intendencia de Luis Langou se dispuso la ampliación del zoológico, que estuvo desde el tiempo de la inauguración del parque. Pero también se ordenó la construcción del lago del parque San Martín, proyectado por el Ingeniero Enrique Clement. El lago nace como un complemento del Jardín Zoológico y muy pocos salteños saben que lleva el nombre de “Lago Mar del Plata”. Posteriormente se construyó el Jardín Incaico. Esta obra fue ejecutada durante la gobernación de Luis Patrón Costas para reemplazar el Zoológico.
El parque cuenta con ocho plazas en las que se hallan esculturas y monumentos que recuerdan a importantes personalidades de la provincia, el país y el mundo, casi todos ellos obra de artistas salteños, como Rodolfo Argenti, Roberto Maehashi, Lola Mora y Viviana Ovalle. En su perímetro se desarrollaron actividades variadas y numerosas. Ciclismo, motociclismo; tuvo un parque infantil, tobogán, corsos náuticos y actualmente contiene al Hogar Escuela y la base del teleférico. El dos de noviembre de 1994, se asignó el nombre del Dr. Gustavo (Cuchi) Leguizamón al Anfiteatro Incaico, ubicado en el frente norte del lago.
La memoria colectiva genera el compromiso de resguardar todos aquellos espacios que como el parque son punto de encuentro de la familia salteña que los fines de semana disfrutan a pleno del lugar de esparcimiento que, en algún momento llegó a ocupar unas 30 hectáreas, cifra que se perdió por los incesantes avances edilicios privados. Lo que nos permite afirmar que: en el parque San Martin/ el pueblo es libre y dueño/ y en el puente de los suspiros/ el pobre siembra sueños. Porque en este parque pasean los sueños de los salteños.
Muchas gracias – Hasta la próxima.
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