Propiedad privada
Qué alboroto que se armó cuando el Papa Francisco dijo: “La propiedad privada es un derecho secundario”. Le dijeron de todo, no solo kirchnerista sino también comunista.
El papado históricamente tuvo una relevancia mayúscula en la humanidad moderna, en la era cristiana. Antes el poder papal se encontraba no solo dentro de los límites de la iglesia sino inclusive dentro del poder secular. Como ejemplo lejano tenemos la Bula dictada por el Papa Alejandro VI que permitió el Tratado de Tordesillas que puso fin a la disputa entre las casas reales de España y Portugal; en Sudamérica fijó los límites de cada territorio a partir del año 1494. Brasil es el resultado colonial portugués que pobló de esclavos africanos.
Que el papa diga lo que dijo sobre la propiedad privada no es una noticia de último momento. Por el contrario, la religión católica en su más estricto sentido de orientación al pueblo establece los beneficios de la creación al servicio de todos los hombres y mujeres que habitan el mundo, En su concepto liminar el hombre es el rey de le naturaleza, de la creación y todo está al servicio de todos en especial de los más desposeídos.
Decir entonces que la propiedad privada es un derecho secundario es de una coherencia absoluta.
El Papa y la iglesia no niegan el derecho a la propiedad privada, más aún lo defienden y lo practican. Pero en la escala de valores –obviamente- pone al hombre con su vida, su salud; su familia, su alimento en primer lugar. No pensar así sería no comprender el sentido de la religión católica.
Por el contrario, que un banquero diga que el fin principal del banco no sea el dinero, sería de una falsedad total.
Volviendo a los preocupados de que se ponga en tela de juicio la propiedad privada, debo decir que ella está igual de firme que antes, en verdad más firme que antes. Nuestra Constitución Nacional defiende la propiedad privada, pero si eso pareciera poco, señalo que lo establecido en las constituciones tanto de la nación como de la provincia sobre la propiedad comunitaria, sobre las tierras fiscales que históricamente poblaban pueblos indígenas tiene menos adeptos, que los que aspiran a una propiedad privada individual. La Argentina ha pregonado sin mayor eco, sobre el cooperativismo. Pero más, el mundo ya tiene muy pocos lugares donde no se respete la propiedad privada, inclusive de los contados países comunistas que hay, en ellos se reconoce la propiedad privada. Claro ejemplo de ello es la República Popular China con economía de mercado.
Ni la iglesia ni la inmensa mayoría de los países del mundo reniegan de la propiedad privada. Que los argentinos preocupados vuelvan a la calma.
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