Anarquismo, el nuevo enemigo del gobierno

Tras una serie de llamativos hechos calificados por medios nacionales como “atentados anarquistas”, que terminaron con varias personas detenidos, hay quienes sostienen que se apunta a reflotar la imagen del anarquista violento.

Política15/11/2018Lucas SaldañoLucas Saldaño

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Pablo Cosso, antropólogo, historiados, investigador y autor del libro Anarquismo en el NOA, dialogó con “Hablemos de Política”, respecto a lo que sucede actualmente y la funcionalidad del discurso del gobierno en torno a esta situación.

Para Cosso, se está buscando entender al anarquismo por el lado violento y oscuro, “el anarquista tira bombas” que surgió a mediados del siglo XIX. El historiador no negó esta realidad del movimiento pero aseguró que el anarquismo va mucho más de ello.

Explicó que esta filosofía política o social  es  más compleja, en un principio buscaba un cambio total, apuntaba a un nuevo mundo, tenía escuelas, basado en el apoyo mutuo y sobre todo en la reciprocidad.

En cuanto a los hechos sucedidos y que causaron conmoción sobre todo en medios porteños, el historiador expresó, “una cosa era poner una bomba en 1909 y otra cosa es lo que sucedió ayer”, expresó  y agregó que a su entender, no hay una organización anarquista de tal magnitud como intentan hacer ver, “es un discurso funcional”.

Cosso entiende que dentro  este sensacionalismo que asegura una vuelta del anarquismo, se empiezan a ver los símbolos como violentos, la “A” que los representa, el centro anarquista, y  como  se van seleccionando imágenes para recrear la figura del anarquista “malo”.

Según explicó, dentro de este movimiento hay una tradición simbólica de mostrar como hechos que marcaron cuestiones históricas en detrimento del movimiento obrero  son realzadas para crear una tradición histórica de la acción política, sobre todo de la izquierda.

Contó además que Ramón Falcón, (cuyo mausoleo fue atacado en la noche del miércoles) había sido un policía que disolvió manifestaciones obreras matando personas.

“Es un atentado simbólico, dentro de una larga tradición de atentados mínimos” aseguró  y  aseguró que estas acciones forman parte de una cuestión interna del movimiento, pero que cobró notoriedad hacia fuera  y se lo toma como peligroso porque existe una necesitad ante el nivel de ebullición social que hay a raíz de las cuestiones económicas.

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