Argentina20/05/2025

AmCham: “Si queremos una Argentina con futuro, debemos trabajar para recuperar su competitividad”

El presidente de AmCham Argentina habló en el inicio de un evento de la entidad que representa a las empresas estadounidenses. Elogió el dinamismo del agro y subrayó que “la competitividad es la llave que abre las puertas del desarrollo”.

A lo largo de su discurso que se extendió durante unos ocho minutos, el presidente de AmCham Argentina, Facundo Gómez Minujin, repitió 13 veces la palabra competitividad.

No es una casualidad: fue el eje que claramente eligió la entidad que representa a las empresas estadounidenses que operan en la Argentina para resaltar durante el AmCham Summit 2025 que comenzó este martes a las 9 en el complejo Goldencenter de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y se extenderá hasta la noche.

En ese lapso, se sucederá la presencia de importantes personalidades del empresariado y de la política nacional: entre ellas, la figura excluyente será el presidente de la Nación, Javier Milei; pero también estarán, entre otros, el ministro de Economía, Luis Caputo; el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; y los gobernadores de Córdoba, Martín Llaryora; Santa Fe, Maximiliano Pullaro; Mendoza, Alfredo Cornejo; y Salta, Gustavo Sáenz.

Hablar de competitividad

“Hoy queremos hablar de competitividad”, plantó bandera Gómez Minujín al iniciar su discurso y resumir, en cierto modo, lo que se va a buscar debatir a lo largo de las diferentes conferencias que ocurrirán en las próximas horas.

Señaló que esa palabra es una clave para pensar, como viene imaginando hace años AmCham, “un país integrado al mundo, que enfrente sus desafíos con responsabilidad, y que mire hacia el futuro con decisión”.

Y prosiguió: “Porque la competitividad no es un concepto abstracto. Es la llave que nos abre las puertas al desarrollo, al empleo, a la inversión y al progreso sostenible. Es la condición necesaria para que las empresas puedan crecer, para que las personas accedan a mejores oportunidades, y para que Argentina vuelva a ocupar un lugar relevante en el escenario global”
Según el titular de AmCham, “Argentina tiene con qué” lograr todo esto: enumeró los recursos naturales valiosos, el talento, la creatividad y una comunidad empresarial con vocación de inversión y compromiso con el país.

 El problema, según remarcó, es que el país enfrenta barreras estructurales que frenan su desarrollo. “Por eso, si queremos una Argentina con futuro, debemos trabajar —de manera decidida— para recuperar y potenciar su competitividad”, insistió.

Cómo ganar competitividad

En este marco, abrió el paso a los factores que desde AmCham consideran que hay que consolidar o mejorar para que el empresariado nacional pueda competir en igualdad de condiciones con el mundo.

Competitividad macroeconómica
En primer término, hizo referencia a que “la competitividad comienza por la estabilidad macroeconómica”, y elogió la lucha contra la inflación, la eliminación del déficit fiscal y el ordenamiento del mercado cambiario.

De todos modos, advirtió: “Estos avances son valorados, pero deben consolidarse y sostenerse en el tiempo. Porque no alcanza con estabilizar: necesitamos un marco macroeconómico que permita planificar, invertir y crecer. La previsibilidad es la base sobre la que se construyen decisiones productivas de largo plazo”.

Competitividad fiscal

Acto seguido, apareció el gran reclamo de los empresarios argentinos: la presión impositiva. “La competitividad también exige una profunda reforma del sistema tributario. Hoy, las empresas operan en un entorno asfixiante, donde la presión impositiva, la superposición de tributos y la incertidumbre regulatoria desalientan la formalidad y la inversión”, enfatizó Gómez Minujín.

Para AmCham, lo que se necesita es un sistema más simple, más equitativo, más enfocado en premiar al que produce, al que arriesga y al que genera oportunidades. “Es imprescindible un sistema tributario que reduzca la presión fiscal formal, simplifique la estructura impositiva y elimine tributos distorsivos que afectan la competitividad”, mencionó.
En este marco, añadió que “no se trata solo de bajar impuestos, sino de hacerlo de manera inteligente: ampliando la base tributaria, reduciendo la evasión y formalizando la economía”.

“Un sistema tributario más equitativo, previsible y eficiente es clave para fomentar la inversión, la productividad y la creación de empleo de calidad”, resumió.

Competitividad laboral

En tanto, hizo foco en que la competitividad se construye también en el plano laboral.

Según los cálculos de AmCham, durante décadas, el costo del empleo formal en Argentina se duplicó respecto de países vecinos, al punto que hoy es entre 1,8 y 2 veces mayor que en Brasil o Chile.

“La rigidez normativa y la alta litigiosidad han desincentivado la contratación y profundizado la informalidad. Es urgente avanzar hacia una reforma que contemple un marco laboral más moderno, más flexible e inclusivo”, exclamó Gómez Minujín.

Competitividad educativa

La educación es otro de los temas en los que se “juega” la competitividad, de acuerdo con la mirada de Amcham.

“Hoy, el mundo valora el conocimiento, la innovación, la ciencia y la tecnología. Pero nuestro sistema educativo no está generando las capacidades que el siglo XXI exige. Estamos en el puesto 81 en calidad educativa a nivel global, con bajos resultados en matemáticas, lectura y ciencias. Necesitamos una revolución educativa que vuelva a poner al talento argentino en el centro de nuestra estrategia de desarrollo”, manifestó.

Competitividad en infraestructura

Del mismo modo, Gómez Minujín consideró que no se puede pensar en ser competitivos sin una buena infraestructura, porque “sin conectividad física y digital, no hay productividad posible”.

“Sin logística eficiente, no hay exportación rentable. Hoy, el 94% de las cargas se transportan en camión y los costos logísticos representan casi el 30% del valor exportado, el doble que en países eficientes como Chile. Esto encarece la producción y limita la integración regional. Debemos invertir más y mejor en rutas, trenes, energía, puertos y redes”, cuestionó.

Competitividad institucional

Por otra parte, el presidente de AmCham puntualizó que la competitividad también necesita instituciones sólidas.

“Para los que se preguntan por qué AmCham impulsa temas de institucionalidad, quiero contarles que no hay inversión sin seguridad jurídica. No hay innovación sin reglas claras. No hay desarrollo con inestabilidad regulatoria ni con burocracia excesiva. Debemos fortalecer la transparencia, la independencia de poderes y la calidad institucional. No se trata solo de economía: el clima de negocios también depende de condiciones institucionales firmes y previsibles”, remarcó.

En este punto, formuló una fuerte crítica a que el Senado haya rechazado el tratamiento del proyecto de ley de Ficha Limpia, que impide que personas condenadas por corrupción accedan a cargos públicos.

“La integridad de los funcionarios es un pilar fundamental para construir confianza ciudadana y mejorar la calidad democrática. No podemos hablar de un país competitivo si toleramos la impunidad. No puede dar todo lo mismo. Una Argentina moderna y previsible requiere reglas claras, transparencia y un compromiso ético irrenunciable por parte de toda su dirigencia”.

Competitividad social

Por último, Gómez Minujin resaltó otro de los aspectos preocupantes en la Argentina: los altos niveles de pobreza.

Continuando con lo que aún falta, no puede haber competitividad en un país con casi el 40% de su población en situación de pobreza. El crecimiento tiene que ser inclusivo. Tenemos que reducir la desigualdad, fomentar el empleo formal y generar oportunidades reales para millones de argentinos y argentinas. Porque no hay desarrollo posible sin cohesión social”, repasó.

Del diagnóstico a la acción para ganar competitividad 

Para finalizar su alocución, Gómez Minujín repitió que reconocen los logros en los que se está avanzando y, en ese camino, señaló al agro como uno de los sectores con mayores oportunidades.

“En los últimos meses, hemos visto señales alentadoras: una reducción del déficit fiscal, el dinamismo de sectores como el tecnológico, el energético o el agroindustrial, y una renovada confianza de inversores estratégicos. Pero el desafío es consolidar estas señales en un rumbo claro y sostenido”, continuó.

Por eso, cerró: “Desde AmCham Argentina, creemos que llegó el momento de transformar el potencial en realidad. De pasar del diagnóstico a la acción. De articular esfuerzos entre el sector público y privado para impulsar un modelo productivo, competitivo e inclusivo. Porque construir una Argentina competitiva no es tarea de uno solo. Es tarea de todos. Requiere visión. Requiere consensos. Requiere coraje. Por eso, este Summit no es solo un evento. Es una convocatoria. Es tiempo de avanzar. Es tiempo de invertir. Es tiempo de crecer. Es tiempo de construir juntos una Argentina competitiva”.

Con información de Info Campo

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