Sentimiento

La masiva marcha universitaria del martes no parece haberse detenido.

Política 24/04/2024

Editorial

Se reconoce que fue la protesta más grande de la última década y el documento expuesto en el cierre de sendos actos realizados en distintos puntos del país señala con precisión sus objetivos, que anticipan que lo ocurrido es el comienzo.

Las características que alcanzó la movilización demanda dejar en claro cuál fue su motivación. Es que en su torno se cruzaron diversas consideraciones que pretendieron desvirtuar sus propósitos y correr el centro de atención. Su consigna describió su razón y explica la adhesión multitudinaria a lo largo y ancho de la Argentina; es la defensa de la educación pública la que sacó de sus espacios a los que decidieron concentrarse en interminables columnas que recorrieron las calles de ciudades, aún de las que no son sedes de estas instituciones. 

“La universidad pública argentina atraviesa un período crítico como consecuencia de la política implementada por el gobierno nacional”, señaló el texto con el que la comunidad argentina fue informada sobre por qué se marchaba. Parte de ella estaba en la calle y fueron autoridades de las universidades, docentes, alumnos y egresados, que son el fruto de la siembra de estas instituciones. Pero también se sumaron quienes aprecian su función social aunque no hayan tenido oportunidad de una vinculación directa pero sí saben que no hay muchas herramientas tan efectivas para la construcción del desarrollo. Al convocar a la ciudadanía para sostener las universidades públicas abiertas, el documento que suscribieron todos sus estamentos, sostiene que “son uno de los motores de la democracia, la producción y los lazos sociales”. 

Sin embargo no han quedado excluidas del fuerte ajuste en los gastos de funcionamiento, que se sostienen a valores de septiembre de 2022, como si no se hubiese registrado una inflación de casi 300% hasta marzo pasado. Con un exiguo flujo de recursos se deben mantener edificios, realizar obras, sostener programas de becas, residencias y comedores, incentivar el desarrollo científico, financiar hospitales, laboratorios y proyectos de investigación, y pagar servicios básicos, alquileres, seguros y la protección de sus sedes. 

Se trata de un reclamo indiscutible, aún reconociendo la difícil situación económica nacional y las debilidades del sistema universitario, desde ajustes al control de una inversión que es una de las más importantes para la sociedad hasta el diseño de su estructura para adecuarse a los nuevos tiempos, aunque es el sector que mayor comprensión tiene de los cambios en el mundo.

La gestión de La Libertad Avanza no salvó a la universidad de lo que el propio Presidente de la Nación llama la “motosierra” y el peculiar mandatario agregó su impronta personal, acusándola de ser un centro de adoctrinamiento. Esta parada libertaria ante la movilización universitaria actualiza las consignas electorales con las que Javier Milei iba en contra de la educación pública, a la que marcó como “un mecanismo de lavado de cerebro que ha hecho mucho daño a la gente”.

Para el argentino es un valor identitario, que cohesiona a todos los sectores. Así se vio en la marcha que, como indicara el vicerrector de la UNSa, marca un comienzo que no es una advertencia, sino un sentimiento.

Por eso se marchó en paz, sin violencia.

Salta, 24 de abril de 2024

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