A pesar de la tormenta, miles de jóvenes y sobrevivientes del Holocausto marcharon por la vida
Fue una edición especial del evento que cada año reúne a delegaciones de todas partes del mundo para resignificar las marchas de la muerte en Auschwitz-Birkenau.
Era emocionante -y una paradoja histórica- ver a grupos de jóvenes y adolescentes judíos bailar, cantar y celebrar frente a una barraca o un bloque de detención en Aushwitz y Birkenau. Fue una Marcha Internacional por la Vida absolutamente diferente a las de pasadas ediciones, porque estuvo marcada por una lluvia torrencial que obligó a acortar la ceremonia final y por la presencia de 80 sobrevivientes del Holocausto, la huella viva de la Shoa.
Alrededor de 8 mil almas recorrieron a pie los tres kilómetros que unen el campo de concentración de Aushwitz con el mayor centro de exterminio de la Alemania Nazi, Birkenau.
Delegaciones de todo el mundo y 80 sobrevivientes de la fábrica de muerte nazi -llegados desde Israel, Estados Unidos, Argentina, Australia, y Canadá, entre otros países- se hicieron presentes y sortearon una tormenta que incluyó no sólo una torrencial lluvia, sino hasta granizo.
De la Argentina, uno de esos grupos fue el que representó al Museo del Holocausto de Buenos Aires, dirigido por el empresario Marcelo Mindlin. En diálogo con un grupo de periodistas que acompañó la jornada, minutos antes de marchar, el presidente de la institución no ocultó su emoción por estar por segunda vez en esa significativa procesión.
- ¿Cuál es el sentido hoy de esta marcha al margen de los 80 años de la liberación del campo? ¿En qué contexto internacional se está haciendo?
- Yo creo que el sentido de esta marcha, como lo hemos escuchado todos estos días, tiene mucho que ver con la frase del Premio Nobel y sobreviviente Elie Wiesel, que dijo que si nos olvidamos de las víctimas del Holocausto es como matarlas por segunda vez. Entonces, una de las responsabilidades que tenemos es hacer todo lo posible para que el mundo nunca se olvide de las 6 millones de víctimas del Holocausto. Eso por un lado, y por el otro lado, trabajar contra toda forma de intolerancia, porque creo que el Museo del Holocausto, cuya labor principal es la educación, principalmente es para recordar, es para ayudar a los sobrevivientes como Rosa (Rotenberg), cuyo mandato al final de su vida, no es contar los horrores del Holocausto, sino también educar. El pilar del Museo es la educación y es por eso que tratamos de llevar la mayor cantidad de chicos estudiantes de escuelas secundarias de todo el país y con mucho orgullo podemos decir que ya llevamos 100.000 alumnos por año. Bueno, entonces la misión es recordar, no olvidar para no matarlos dos meses, dos veces, como decía Wiesel y educar.
- El contexto de lo que pasó el 7 de octubre del 2023. ¿Le da un nuevo significado o lo potencia?
- Bueno, yo creo que se potencia. Yo creo que las personas que no conocen la historia del Holocausto no pueden entender por qué el pueblo judío en todos los países del mundo reacciona con tanta virulencia, con tanta fuerza. Porque todos los judíos, todos los descendientes de familias que murieron en el Holocausto lo tenemos a flor de piel, lo tenemos muy metido en nuestra carne, en nuestra alma. Entonces, cuando vemos algo parecido, donde de vuelta queman a judíos, violan a las mujeres, los secuestran, los desaparecen...Te despierta todo eso que tenías muy metido adentro, que es que nunca más vamos a permitir que se repita algo así. Entonces, todas las comunidades del mundo reaccionan en ese sentido.
- Desde un punto de vista personal, vivencial. ¿Cuál es la diferencia que usted encuentra entre la primera marcha que hizo y esta segunda? ¿Qué siente?
- Bueno, la primera marcha que yo hice hace como ocho años no tenía todavía este compromiso que tuve al asumir la presidencia del Museo del Holocausto de Buenos Aires. Hoy, la vengo a hacer con mucho más conocimiento, con mucha más información, con mucha más experiencia, con mucha más claridad de lo que se puede hacer en cada país del mundo para, justamente, luchar contra el antisemitismo, luchar contra la intolerancia, luchar contra los discursos del odio. Y la verdad que cuando me di cuenta que era el 80 aniversario, hace un año y medio, dije tengo que volver, pero debo volver con un grupo más amplio, si es posible con dirigentes de la comunidad, pero también con periodistas como ustedes, que le da al viaje otra fortaleza.
Mindlin también recordó que lo que ocurrió en el Holocausto, lo que sucede en Ucrania y lo del 7 de octubre de 2023 podría volver a acontecer. “Me recuerda a una frase que a mí me gusta mucho de aquellos que pasaron por los campos de concentración, que es de Primo Levi, donde dijo que si esto pudo haber sido hecho por hombres quiere decir que puede volver a repetirse. Entonces, cuando vemos que en Ucrania se han muerto creo que un millón de personas decís el Holocausto que pasó hace 80 años... puede volver a repetirse. Con lo cual no tenemos que como civilización, relajarnos, decir esto nunca más puede pasar. No. Puede estar pasando y y no prestarle atención. O no nos damos cuenta".
- Después del 7 de octubre, Israel recibió una enorme oleada de solidaridad que se fue diluyendo a lo largo del año y medio que pasó. ¿Cómo esta experiencia, la de revivir lo que sucedió en Auschwitz, puede ayudar a que Israel recupere esa solidaridad?
- Yo creo que con respecto a la solidaridad del mundo con Israel es como que se da en dos planos: en el plano mediático, donde obviamente una manifestación de 500 personas en el hall de Columbia o en el hall de Harvard tiene una exposición tan grande que parece que eso es lo que está pasando. Yo creo que eso no es lo que está pasando. De hecho, (Donald) Trump, que tenía una posición tan proisraelí, gana las elecciones. Entonces sí creemos en la democracia. Esa es la expresión de la gente y no 500 estudiantes expresándose en un campus universitario. También es verdad que el mundo deja de prestarle atención, se va aburriendo de los temas. Vos fijate Ucrania. Los primeros meses era todo el mundo a favor de Ucrania defendiendo Ucrania y hoy casi no aparece en los diarios. Entonces, lamentablemente cuando pasan los tiempos, la opinión pública, el mundo se va acostumbrando a estos horrores y se va olvidando.
En otro momento de la breve conferencia que ofreció, Mindlin fue consultado sobre el tema educación, uno de los pilares sobre los que sostiene su actividad el Museo. Pero, ¿cree que es suficiente para combatir el antisemitismo?
“Yo creo que cada país es diferente. Yo siempre digo que en Argentina vivimos una situación excepcionalmente buena, donde la sociedad, donde los políticos, donde la prensa, donde los medios tomaron una actitud, jamás diría pro-israelí, pero muy anti Hamas, muy anti terrorista. Tal vez porque sufrimos los dos atentados tremendos, tal vez porque la comunidad judía siempre estuvo más integrada al país y todo el mundo sabe que colaboramos, que invertimos, que trabajamos... todos tenemos amigos y familiares de la comunidad”, indicó
- Mucha de esta oleada antisemita, a veces más que con lo cultural tiene que ver con un tema de decepción con la democracia y el crecimiento de la ultraderecha. ¿Eso vos no lo ves como un peligro en Argentina?
- Yo tal vez soy un optimista nato, pero yo veo una situación privilegiada de tolerancia, de no problemas raciales, de no manifestaciones antisemitas o anti ninguna minoría. Entonces, en ese sentido, en Argentina no veo una implicancia. Lo que sí, en cada país hay que analizar bien, porque cuando en Francia, por ejemplo, las expresiones antisemitas están en la izquierda y la derecha apoya a Israel o critica el terrorismo de Hamas... es muy diferente. En Alemania yo no sé si la extrema derecha sigue teniendo expresiones antisemitas. En cada país la derecha se expresa diferente. Me da la impresión a mí que la derecha en el mundo hoy se expresa como reacción a la exageración del wokismo. Yo creo que el wokismo exageró, abusó de su discurso y mucha parte de la población se rebela contra eso porque lo rechaza. Entonces, en cada país hay que ver qué expresa esa derecha que está surgiendo. A mí me da la impresión que es más una reacción al abuso del wokismo, a nivel internacional, abuso porque creo en muchas de las consignas de la cultura woke, pero cuando lo llevas a un extremo... la gente reacciona.
Por último, Mindlin fue consultado respecto a cómo debería hacer el centro, en materia educativa, para hacer conocer lo que fue el Holocausto, teniendo en cuenta las diferentes brechas sociales que existen en el país.
“Cada uno desde su posición, de su rol, de sus capacidades, tiene que tiene que trabajar contra eso”, señaló Mindlin. “Mi pequeño granito de arena es a través del Museo del Holocausto. Haberlo renovado, haberle dado los recursos para que reciba cada vez más gente, haber firmado convenios con la Corte Suprema de Justicia, con la Policía Federal, con la Prefectura, con jueces, con fiscales, con los docentes y tratar de llevar cada vez más chicos. Esa es mi granito de arena. Cada uno de su rol tiene que luchar para educar”, concluyó.
Con información de Infobae
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