13/09/2024

Rezo de la Novena del Señor y Virgen del Milagro: Día 8

En su primera versión la figura central de la Novena fue María Santísima del Milagro y se encuentra reproducida en un texto de toscano. La segunda versión salió en 1787 y la tercera en 1877. Estas tres ediciones tienen una característica que llama la atención y es que no figuran en ellas las oraciones que hoy se rezan al Señor del Milagro.

Acto de Contrición

Dulce Jesús mío y mi crucificado Señor, indigno de ponerme delante de vuestros ojos, me postro avergonzado a vuestros pies, confesando la multitud de mis culpas, con íntimo dolor de mi alma, por haber sido ofensa contra Vos. Herido vengo, médico divino, a buscar mi remedio en vuestra benigna misericordia, proponiendo con todo mi corazón la enmienda. Dulce amor mío sois sobre todas las cosas, tened piedad de mí, y acordaos, Señor, el que mi amor os puso en esa Cruz, y no os acordéis el que yo, como ingrato y desconocido, me olvidé de vuestro paternal amor, porque si a Vos, que sois mi Padre, no vuelvo los ojos, ¿quién otro se compadecerá de mí? ¡Ay, mi Jesús, y cómo os ofendí! ¡Oh, quién de dolor muriera a vuestros pies, pues amándome tanto me atreví a ofender a un Dios tan bueno, tan santo y tan amable! Pequé, Padre mío, contra el cielo y contra Vos, tened misericordia de mí. AMEN. 

Oración preparatoria para todos los días

María Purísima del Milagro, que con tierno amor te inclinaste a pedir a tu Soberano Hijo, cuando enojado por nuestras culpas, quiso destruir la ciudad de Salta con aquellos espantosos terremotos, y Tú, cual otra hermosa Ester, puesta delante del Supremo Rey de los Cielos, mudando de colores, pediste por la libertad de este pueblo; concédeme, Madre mía del Milagro, el que de tal suerte mude yo mi vida, que si hasta aquí he caminado por los caminos de mi perdición, olvidado de mi Dios y Señor, de hoy en adelante sólo reine en mi corazón tu maternal amor, y que corresponda, amante y agradecido, a las obligaciones de hijo de tal Madre. Y no permitas Madre mía, el que se vea malograda en mí tu poderosa intercesión, que todo lo puede conseguir, con tal que no apartes tus purísimos ojos de este miserable pecador y concédeme lo que te pido en esta novena, si es para mayor honra y gloria tuya, y bien de mi alma. AMEN.
Aquí se rezan tres Avemarías en reverencia de la Purísima Concepción. 

A continuación se leen las reflexiones correspondientes a cada día

Día 8

Oh, Bien supremo, yo soy este miserable que he huido de Vos, renunciando a vuestro amor! Por esto sólo, indigno debiera ser de veros y de amaros. Más también Vos sois Aquel que por piedad de mí no la tuvisteis de Vos mismo, y quisisteis morir de dolor y cubierto de infamia en una Cruz. Vuestra muerte me hace, pues, esperar que un día podré yo veros y gozar de vuestra presencia, amándoos con todas mis fuerzas. Más ahora que estoy en continuo peligro de perderos para siempre, y que ya os había perdido por mis pecados, ¿qué haré durante el resto de mi vida? ¿Continuaré en ofendemos? No, Jesús mío, yo detesto sobremanera los ultrajes que os he hecho, contrito estoy de haberos ofendido, y os amo de todo corazón. ¿Desecharíais Vos un alma que se arrepiente y que os ama?. No. Yo sé que habéis dicho, Redentor mío, que no sabéis rechazar a los que se arrojan a vuestros pies arrepentidos: Aquel que a mí viene, no le echaré fuera. ¡Oh, Jesús mío, todo lo abandono y me convierto a Vos!. Os abrazo y os estrecho contra mi corazón; dignaos Vos abrazarme y estrecharme en el vuestro. Si me atrevo a hablaros así, es porque me dirijo a la bondad infinita, y por que hablo a un Dios que ha querido morir por mi amor. ¡Oh, Salvador mío, dadme la esperanza en vuestro amor!. ¡Oh María, querida Madre mía os lo suplico por el amor que tenéis a Jesucristo, alcanzadme la perseverancia! Así lo espero y así sea. 

Dulcísimo Señor del Milagro, perdonad mis pecados y librad, por vuestra misericordia, a la ciudad de Salta de todo castigo. Concedednos esta gracia, por intercesión de nuestra Protectora, vuestra dulcísima Madre, la Inmaculada Virgen del Milagro. AMÉN. 


ATRIBUTOS DE MARÍA 

Fuente de Aguas Vivas 

Purísima Virgen del Milagro, María, Madre admirable, milagro de la gracia, el octavo atributo que simboliza vuestra original pureza, es el ser Fuente de Aguas. Concededme, Madre mía, el que, cual sediento ciervo que busca las aguas, corra yo a beber de aquellas cinco fuentes que por mí derramó mi dulce Jesús en el madero santo de la Cruz, para que, atraído de las dulzuras que comunican aquellas santísimas llagas, lave yo en aquellas purísimas aguas las muchas manchas con que he afeado mi alma, para que, cuando venga mi Señor a juzgarme y aparezca en el Cielo aquel madero santo de la Cruz, llore lágrimas dé consuelo al ver que, aunque desprecié las fuentes de aguas vivas, la Cruz fue la llave que me abrió las puertas de la gloria. AMEN. 

Oración

Soberana Emperatriz de los Cielos y tierra, dulcísima Madre de pecadores, Madre del Milagro, en ésta tu escogida ciudad en la cual ostentas tu amor, mírame con semblante risueño, que, aunque pecador y desagradecido, soy hijo tuyo, y te venero y amo como a Madre amorosa y admirable. Y creo que si en mí empleas tus purísimos ojos, no me ha de desamparar mi Señor Jesucristo, porque a los que Tú tienes bajo tu patrocinio, les muestra El especial amparo. Ea, pues, Madre mía del Milagro, no desprecies mis ruegos, y si cuando como pecador no te busqué, Tú solicitabas mi amistad porque deseabas mi salvación, ¿cómo ahora, que con tanta ansia te busco, me has de negar tu amparo, tu patrocinio y favor? Merezca yo tu poderoso brazo, ahora que arrodillado te pido me lleves de la mano a tu amado Hijo crucificado, para que, viendo mi dolor y arrepentimiento de mis culpas y pecados, que deseo sea mayor que el me han tenido los más penitentes Santos del mundo, me lleve a sí y me dé a beber de aquella Sangre Soberana de su amoroso Costado, que es todo el precio de nuestra redención, y viva sólo en El, huyendo del mundo y de mí mismo. AMEN. 

Aquí se rezará un Credo a Cristo Crucificado, y se dirá la oración siguiente, que es para todos los días