El Mundo 28/06/2024

La debacle de Biden en el debate hunde a los demócratas en el pánico

El primer debate presidencial entre Joe Biden y Donald Trump dejó a los demócratas atónitos por la penosa actuación de Biden, una debacle jamás vista que dejó a su campaña en crisis. Biden tenía la expectativa de capitalizar un triunfo en el choque con Trump.

Al final, Biden dejó el escenario con su candidatura herida –para algunos, destruida– y ante un tsunami de demandas para que dé un paso al costado.

Las horas posteriores al choque y el día después mostraron a los demócratas aturdidos, divididos, y hasta desesperados. Biden, su equipo de campaña y sus aliados hacían lo imposible para intentar contener el daño de una actuación para el olvido. Ya desde el arranque, con carraspera, voz ronca y deshilachada, Biden se mostró frágil, dubitativo, zozobró y nunca se acomodó del todo, y cuando todo terminó, lo único que pareció lograr fue un desfile de memes en las redes y amplificar las dudas sobre su edad y su vitalidad para aguantar otros cuatro años en la presidencia. Por lo bajo, y aun antes de la campana final del debate, donantes, estrategas, operadores y congresistas en el Capitolio abrían en los medios –en off the record o directamente con nombre y apellido– un escenario impensado antes del duelo: que Biden se baje, y los demócratas busquen otro candidato.

“Creo que lo hicimos bien”, atinó a decir Biden, ya pasada la medianoche del jueves, al responder preguntas de la prensa en un local de la cadena de comidas Waffle House, donde fue junto a su mujer, la primera dama, Jill Biden, a buscar comida para los empleados de su campaña. Pocos a esa hora coincidían con ese análisis. “Es difícil debatir con un mentiroso”, ensayó el presidente.

Ya a esa hora, sus aliados hacían control de daños. La vicepresidenta, Kamala Harris, y el gobernador de California, Gavin Newsom, fueron las dos primeras figuras del universo Biden que salieron a defenderlo por televisión apenas terminó el debate, un primer esfuerzo por torcer una narrativa que ya estaba instalada incluso desde antes de que terminara el choque. La campaña de Biden salió a instalar, con el debate a la mitad y después de una arranque muy flojo, que el presidente estaba resfriado. Fue inútil.

“En primer lugar, lo que vimos es que el presidente hizo un contraste muy claro con Donald Trump en todos los temas que le importan al pueblo estadounidense. Sí, hubo un comienzo lento, pero hubo un final sólido”, intentó defender Harris en una áspera entrevista con CNN. “Y lo que quedó muy claro a lo largo de la noche es que Joe Biden está luchando en nombre del pueblo estadounidense. En sustancia, en políticas, en desempeño, Joe Biden es extraordinariamente fuerte”, continuó.

Newsom les habló directamente a los demócratas que entraron en pánico: “Creo que es inútil y creo que es innecesario. Tenemos que metenernos y mantener la cabeza en alto. Y como digo, tenemos la espalda de este presidente, no se le da la espalda por una sola actuación. ¿Qué tipo de partido hace eso? Ha sido una clase magistral”, afirmó sobre la presidencia de Biden.

Hillary Clinton fue una de las primeras figuras históricas que salió a respaldar a Biden al día siguiente con un mensaje en sus redes.

“La decisión en estas elecciones sigue siendo muy sencilla. Es una elección entre alguien que se preocupa por ustedes (sus derechos, sus perspectivas, su futuro) y alguien que sólo lo hace por sí mismo. Votaré por Biden”, dijo Clinton en un mensaje en X.

Pero incluso algunas figuras demócratas muy cercanas a Biden reconocían en vivo, con visible desazón, que el presidente no estuvo a la altura de las circunstancias. “Fue una actuación en el debate realmente decepcionante por parte de Joe Biden”, admitió Kate Bedingfield, que manejó la comunicación de la campaña de Biden en 2020 y fue su primera directora de Comunicaciones en la Casa Blanca, en un panel posterior al debate en CNN.

Otros, mucho más crudos, plantearon directamente que el Partido Demócrata debía debatir un escenario prácticamente imposible: correr a Biden, y llegar a la Convención Nacional Demócrata a fines de agosto en Chicago libres para elegir una fórmula presidencial, un laberinto político y legal que algunos dudaban incluso que fuera posible implementar.

“Creo que tenemos algunas decisiones que tomar como partido. Tenemos que tener esa discusión de inmediato”, dijo el congresista Stephen Lynch, de Massachusetts, uno de los primeros legisladores demócratas que respaldó a Biden hace cuatro. “Lo amo. Es un hombre tan bueno y decente, pero su actuación de anoche fue terrible”, se sinceró, una postura que, palabras más, palabras menos, se replicó en los medios en boca de otros demócratas durante todo el día.

Misión fallida

Biden llegó a Atlanta con una misión prioritaria: despejar las dudas sobre su salud mental y su vitalidad para soportar cuatro años más en la Casa Blanca. Fracasó estrepitosamente. Desde el comienzo, con voz débil y su mirada por momentos perdida, el presidente mostró enormes dificultades para reaccionar y responder a los ataques de Trump, defender su gestión o articular sus propias posiciones con claridad, contundencia y coherencia.

La estrategia diseñada por su campaña de adelantar el debate, encerrarse una semana en la residencia oficial de Camp David para prepararse, y marcar un contraste nítido con Trump se diluyó con cada tropiezo que amplificó las inquietudes por su edad. En un tramo del debate, Biden se enredó –algo que le ocurrió más de una vez– al responder sobre la frontera, y Trump, rápido de reflejos, asestó el golpe más claro de la noche.

“Realmente no sé qué dijo al final de esa frase. No creo que él sepa lo que dijo tampoco”, dijo.

“Los demócratas consideran lo impensable: es hora de que Biden se vaya”, era el título que abría la edición del sitio Politico esta madrugada, un artículo plagado de declaraciones en off the record de estrategas y operadores demócratas que ofrecían un brutal diagnóstico sobre el desempeño del presidente. Era literalmente imposible encontrar una lectura positiva acerca de Biden en la prensa. Una encuesta rápida de CNN indicó que el 67% dijo que Trump ganó el debate, en comparación con el 33% que dijo que ganó Biden. Dos de los columnistas más notorios del New York Times, Nicholas Kristoff y Tom Friedman, escribieron que el presidente d dar un paso al costado, y los demócratas deben buscar otro candidato. (Friedman es, además, amigo de Biden.)

La debacle comenzó apenas Biden lanzó la primera frase con voz temblorosa. Habían pasado unos minutos cuando resultó evidente que Biden, pese a las reglas ideadas por su campaña para blindarlo, jamás encontraría su mejor versión, como muchos esperaban, aun en los temas en los que tenía una franca ventaja, como el aborto o la democracia. En un tramo sobre la deuda pública, Trump ninguneó la pregunta y habló de la frontera, su tema predilecto. F su estrategia. Biden se enredó, confundió “multimillonarios” con “millonarios”, y cerró con una frase inentendible: “Podemos hacer que cada persona solitaria… sea elegible para lo que he podido hacer con, eh, con el Covid, o disculpe, con lidiar con todo lo que tuvimos que ver con, eh… Mire, si... finalmente vencimos a Medicare”, dijo el presidente, antes de ser interrumpido por uno de los moderadores.

“Si venció Medicare, lo venció hasta la muerte. Está destruyendo Medicare”, asestó Trump ágil, rápido de reflejos, enérgico, y firme, una imagen que dejó el contraste que buscaba, aun cuando desplegó las mentiras y exageraciones de siempre.

Mensajes disonantes

Muy lejos del escenario que imaginaban, la campaña de Biden tuvo que recalibrar y salir a reafirmar al día siguiente que Biden será el candidato presidencia demócrata, pese a la brutal presión desde todos los frentes. David Plouffe, estratega de la segunda campaña presidencial de Barack Obama, recurrió a un código de guerra utilizado por las Fuerzas Armadas para las peores crisis para referirse a la campaña demócrata: “DEFCON 1″.

“Por supuesto que no abandonará”, dijo el portavoz de la campaña de Biden, Seth Schuster. Pero esa conversación ya estaba instalada, con un gran denominador común: la respuesta final la tiene el propio Biden.

Jen O’Malley Dillon, presidenta de la campaña de Biden, había sacado un comunicado unos minutos después de finalizado el debate que dejaba al descubierto el mensaje que quería instalar la campaña, inocuo y desconectado de la realidad tras la actuación de Biden.

“Esta noche, el presidente Biden presentó una visión positiva y ganadora para el futuro de Estados Unidos, una visión en la que todos los estadounidenses tienen una oportunidad justa de alcanzar el sueño americano, en la que cada uno de nuestros derechos está protegido y en la que nuestro presidente lucha para fortalecer nuestra democracia, no derribarla”, dijo Dillon. “La actuación de Trump esta noche le recordó al pueblo estadounidense por qué lo despidieron hace cuatro años, y reforzó lo mucho que hay en juego este noviembre para el futuro de nuestro país”, agregó. Justamente por todo lo que está en juego, un coro creciente de voces pedía que Biden diera un paso al costado.

La Nación

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