"La paliza electoral al gobierno de izquierda es una oportunidad para la Argentina": duro editorial de un diario británico

"La mejor manera de evitar una nueva crisis es el consenso entre los partidos sobre el acuerdo con el FMI", advierten los editorialistas del Financial Times.

Política 17/11/2021

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El gobierno de izquierda de Argentina ha recibido una paliza en las elecciones legislativas de medio término celebradas el domingo. Una alianza opositora de centro-derecha triunfó por un margen de más de 8 puntos porcentuales sobre el peronismo gobernante, que perdió su mayoría en el Senado por primera vez desde 1983. Dada la peligrosa situación de la economía, la única sorpresa fue que el veredicto de los votantes no fuera aún más duro. 

La inflación se dispara a un ritmo del 52% anual, uno de los más altos del mundo. El dólar se vende en el mercado negro a más del doble del tipo de cambio oficial, en medio del temor a una inminente devaluación. Alrededor del 40% de los argentinos viven en la pobreza. La inversión empresarial se ha evaporado en gran medida.

Las políticas del actual gobierno han empeorado una mala situación, pero sería un error echar toda la culpa a los peronistas: La de Argentina es una historia constante de promesas fallidas. Durante décadas, ha luchado por aprovechar la abundante riqueza natural para crecer y prosperar. Su destino, en cambio, ha sido una alta inflación, frecuentes devaluaciones y recesiones paralizantes.

Una de las naciones más ricas del mundo se ha convertido en un estudio sobre el declive económico relativo. Dados los recursos del país, la mano de obra relativamente bien educada y su ubicación lejos de guerras y desastres naturales, el fracaso del gobierno se destaca como el principal culpable.

Aunque el partido peronista ha dominado la política desde el retorno de la democracia, se ha alternado en el poder con la oposición liberal o conservadora. Los cambios de administración han sido provocados a menudo por las crisis económicas, pero no han logrado resolverlas.

La actual alianza opositora de liberales y conservadores, ampliamente más librecambista y proempresarial que los peronistas, obtuvo una clara victoria en las elecciones del domingo. Eso tentará a algunos de ellos a hacerle la guerra al gobierno en el Congreso, mientras esperan que sucumba a una crisis económica cuando se acerquen las elecciones presidenciales de 2023.

Para los peronistas más radicales, como la poderosa vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el mensaje de las elecciones es que el gobierno no ha gastado suficiente dinero ni ha ejercido un control suficientemente estricto sobre la economía.

Los ideólogos se equivocan en ambos lados. Los votantes han dejado claro que quieren un cambio de rumbo y el resultado del domingo abre una pequeña oportunidad para que Argentina intente romper el interminable ciclo económico del país.

 El presidente Alberto Fernández ha reaccionado a la derrota electoral con una inesperada oferta de diálogo a la oposición. El objetivo sería acordar una nueva estrategia económica y una reprogramación de la deuda de 44.000 millones de dólares con el FMI.

 Esto puede representar un reconocimiento tardío de que Fernández ha permitido durante demasiado tiempo que la política fuera dictada por su poderosa vicepresidenta. La nueva aritmética del Congreso le ofrece pocas opciones para reducir su influencia y conseguir la mayoría necesaria para aprobar un acuerdo con el FMI. Queda por ver hasta qué punto es sincera la oferta de Fernández y si aceptará las difíciles compensaciones políticas necesarias. 

No obstante, la oposición debería participar de forma constructiva. Entre sus líderes hay figuras como Horacio Rodríguez Larreta, el intendente de Buenos Aires, que creen que Argentina necesita un consenso mucho mayor sobre la política económica si quiere recuperar su fortuna.

Tanto los peronistas como la oposición deberían reconocer que han fracasado durante cuatro décadas en la resolución de los problemas profundos de Argentina, y aceptar que se requiere un enfoque diferente. El diálogo entre partidos sobre un nuevo programa económico y un acuerdo con el FMI no ofrece ninguna garantía de éxito, pero representa una alternativa mejor que la repetición interminable del ciclo de crisis.

El Cronista

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